Cuando el arte no alcanza para pagar la luz
Martín abrió su galería en Lavapiés con la ilusión de quien abre una ventana después de una tormenta. Todo era nuevo: el olor de la pintura fresca, las paredes blancas, los cuadros de artistas que aún no salían en las revistas, pero que ya decían cosas que importaban.
Vivía del entusiasmo y del “ya saldrá algo”. Las ventas llegaban poco, pero llegaban. Y eso bastaba para seguir creyendo. Hasta que la pandemia lo detuvo todo: exposiciones canceladas, ferias pospuestas, gastos que no se podían aplazar.
Martín, como tantos otros autónomos, empezó a improvisar. Primero pidió un préstamo. Luego una tarjeta revolving. Después, un microcrédito para pagar el IVA. Un mes, otro más… y de pronto tenía una deuda que superaba los 60.000 €.
La galería cerró sin aplausos. Y lo peor no fue perder el negocio, sino sentir que había fallado. Que después de tanto esfuerzo, lo único que quedaba era miedo y cansancio.
La frase que lo cambió todo
Un día, tomando un café con otro galerista, escuchó algo que le sonó a broma:
—Existe una ley que puede ayudarte. La Ley de Segunda Oportunidad.
Martín rio. Pensó que eso era para grandes empresarios o sociedades. Pero no: esta ley también ampara a personas físicas, autónomos y trabajadores que se han quedado sin margen. Gente como él, que lo intentó todo y simplemente ya no pudo más.
¿Qué es la Ley de Segunda Oportunidad?
Es un mecanismo legal en España (vigente desde 2015) que permite a particulares y autónomos cancelar parte o la totalidad de sus deudas cuando ya no pueden afrontarlas. No es magia ni un perdón gratuito. Es una herramienta jurídica pensada para que nadie tenga que vivir endeudado de por vida.
Con ella puedes:
• Paralizar embargos, intereses y demandas.
• Cancelar deudas con bancos, tarjetas o microcréditos, incluso con Hacienda y Seguridad Social (hasta ciertos límites).
• Salir de ficheros como ASNEF.
• Recuperar una vida económica normal.
Los requisitos tampoco son imposibles:
- Haber actuado de buena fe (nada de ocultar bienes).
- Deber menos de 5 millones de euros.
- No tener condenas por delitos económicos.
- Y, tras la reforma de 2022, ya ni siquiera es obligatorio un acuerdo extrajudicial previo.
Si lo intentaste todo y aun así no puedes más, no tienes que cargar con esa deuda como una condena.
Lo que consiguió Martín
Con la ayuda de un asesor especializado, inició el proceso. No fue rápido, pero sí efectivo:
• Se congelaron los intereses.
• Cesaron las llamadas y los embargos.
• Se anuló más del 80 % de la deuda.
Martín volvió a respirar. No reabrió su galería, pero sí volvió al arte: dio clases, escribió, organizó exposiciones. Y sobre todo, recuperó algo que el dinero no compra: la paz mental.
¿Qué tipo de deudas pueden cancelarse?
- Tarjetas revolving
- Préstamos personales
- Microcréditos
- Deudas con proveedores o ICO
- Hasta 10.000 € con Hacienda y 10.000 € con la Seguridad Social
No se borran, eso sí, las pensiones alimenticias, las multas penales ni las indemnizaciones por delitos.
Una historia que se repite
Martín es uno, pero podría ser cualquiera: un autónomo, un creador, un migrante, un emprendedor. Alguien que se lanzó con fe y terminó ahogado en números. Lo suyo no fue un fracaso. Fue la consecuencia de un sistema que no siempre protege a quien produce, crea o arriesga. Y por eso es tan importante hablar de esta ley. Contarla, explicarla, compartirla. Porque muchos no saben que tienen derecho a empezar de nuevo.
Martín no huyó de su deuda. Solo dejó de pagarla con salud, con ansiedad, con noches sin dormir. A veces, volver a empezar no es una rendición. Es un acto de valentía. La Ley de Segunda Oportunidad existe. Y, como el arte, está ahí para recordarnos que siempre hay una manera de reconstruirse.